Antes de dar comienzo a los proyectos que los propietarios de los inmuebles pretenden hacer realidad, es importante tener en cuenta varios aspectos fundamentales. Uno de ellos guarda relación con los trámites que hay que llevar a cabo en los ayuntamientos de los municipios en los que se encuentran las casas o pisos en los cuales se realizarán modificaciones, renovaciones, construcciones o reformas en general.
La constructora a la que se le encarga el proyecto en cuestión te traslada la información oportuna al respecto, pero tal vez quieras conocerla de antemano. En ese caso, presta atención a las siguientes líneas, puesto que desvelaremos la diferencia entre el ICIO y la licencia de obra. Para entenderlo, en primer lugar hay que saber qué son.
Qué es el ICIO
El ICIO es un impuesto indirecto cuyo acrónimo deriva de las siguientes palabras: Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras. El gravamen es municipal, por lo que son los ayuntamientos los encargados de recaudarlo.
Este impuesto grava los siguientes procesos que tengan lugar en un inmueble o terreno: construcción de casas o pisos, instalaciones, obras y reformas. Sea cual sea el proyecto de los que hemos mencionado, está sujeto al ICIO si para realizarlo es imprescindible obtener el correspondiente permiso, el cual también se encarga de conceder el consistorio de la localidad en cuestión. No importa si la licencia se ha obtenido o no, ya que en los dos casos, el proyecto estará gravado por el citado impuesto.
Conviene destacar que, si la obra no requiere una licencia propiamente dicha pero sí obliga al propietario del inmueble o terreno a tramitar la declaración responsable de obras de escasa cantidad constructiva y sencillez técnica -es decir, una comunicación meramente informativa-, también habrá que pagar el Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras.
Qué es la licencia de obra
La licencia de obra es el permiso que se obtiene del ayuntamiento de la localidad en la que se encuentra el inmueble que va a ser reformado o construido. Sin este trámite, es inviable llevar a cabo el proyecto, puesto que no se puede empezar una obra sin licencia.
Eso sí, es reseñable que hay algunas de ellas que no requieren permiso alguno, mientras que otras solo exigen al propietario una declaración responsable de obras de escasa cantidad constructiva y sencillez técnica. En nuestro blog ya explicamos en su momento qué obras no necesitan licencia.
Qué diferencia hay entre el ICIO y la licencia de obra
Ahora que ya sabes qué es el ICIO y la licencia de obra, ha llegado el momento de averiguar las diferencias existentes entre los dos trámites. En primer lugar, hay que decir el ICIO es un impuesto, mientras que la licencia de obra podría definirse como una autorización de carácter administrativo que ha de ser obtenida para poder llevar a cabo determinados proyectos en inmuebles o terrenos.
Otra importante diferencia entre el ICIO y la licencia de obra se resume en que el objetivo del gravamen es meramente recaudatorio. Es decir, los ayuntamientos lo cobran a los contribuyentes para poder utilizar ese dinero con tal de ejecutar obras de carácter público, mejorar determinados servicios ofrecidos a los ciudadanos y demás.
A la lista de diferencias hay que sumar el importe, uno de los factores que más preocupan a los usuarios. Si también es tu caso, has de saber que el valor total a pagar depende de varios factores, pero en líneas generales, el ICIO siempre exige un mayor desembolso en comparación con la licencia de obra.
El gravamen indirecto conocido como Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras aplica en la base imponible un tipo impositivo que varía dependiendo del municipio, pero el porcentaje se sitúa entre los 2 y los 4 puntos respecto al precio de la obra que pretende ser ejecutada.
Por su parte, la licencia de obra es un cálculo que también sufre modificaciones en función de cuál sea la localidad en la que vaya a tener lugar el proyecto, pero la cifra obtenida como resultado casi siempre es menor. En este mismo blog ya aclaramos hace tiempo cuánto cuesta una licencia de obra.
Cálculo del ICIO, bonificaciones y exenciones
Tras haber hablado del factor económico, toca profundizar en el cálculo del gravamen, así como en las bonificaciones que pueden aplicarse, amén de las exenciones. Como hemos dicho, el porcentaje varía y se aplica sobre la base imponible. Es decir, si la base imponible de una obra es de 4.000 euros y en el municipio se aplica un tipo impositivo del 4%, la cantidad que deberá ser abonada al ayuntamiento es de 160 euros. Pero, ¿qué es exactamente la base imponible cuando se habla del ICIO?
En lo que respecta al Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras, la base imponible es únicamente lo que cuesta la ejecución material en sí. Es decir, de la cifra final hay que excluir el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA), amén de cualquier otro gravamen que se aplique a los sujetos que se acogen a regímenes considerados especiales.
¿Recuerdas que antes hemos dicho que si la obra cuesta 4.000 euros habría que pagar 160 euros de ICIO? Este supuesto caso solamente se daría si al contribuyente no se le aplicase ninguna bonificación. Por suerte, estamos ante un impuesto cuyo porcentaje puede reducirse significativamente, pero solo en determinados escenarios.
El ICIO se reduce a tan solo un 5% si el proyecto será muy útil para el municipio o resultará de gran interés para los ciudadanos. El mismo porcentaje es el que se aplica si la obra fomentará el empleo o sacará el máximo partido a la luz del astro rey, como por ejemplo la instalación de placas solares.
Hay otra bonificación del 50% que se aplica en los proyectos de VPO (acrónimo de Viviendas de Protección Oficial), así como en toda obra que mejore el acceso o el acondicionamiento de las personas discapacitadas.
¿Sabías que en ciertos casos el ICIO no se paga? Hay un par de exenciones que se aplican únicamente si la obra es solicitada por una administración pública o por la iglesia. Este tipo de distinciones no tienen lugar al hablar de la licencia de obra, ya que debe ser obtenida en todos los casos para asegurarse de que el proyecto reúne los requisitos detallados en el CTE (acrónimo de Código Técnico de la Edificación).