Hace más de 50 años, cuando empezamos nuestra actividad, algunos de los proyectos que llevábamos a cabo ya procuraban aumentar la eficiencia energética en la medida de lo posible, aunque algunos propietarios no daban a este aspecto la importancia que merecía. Todo cambió a partir de 2009, momento en el que se construyó en España el considerado como primer hogar pasivo.
Qué son las casas pasivas
Básicamente son viviendas que están pensadas para obtener un elevadísimo nivel de eficiencia a nivel energético. Para conseguir las mejores cifras posibles en este sentido, la construcción de casas tiene lugar aplicando técnicas de arquitectura bioclimática.
Desde que las casas pasivas se convirtieron en una tendencia, en Montero Construccions también empezamos a dar forma a inmuebles que no solo se caracterizan por ser eficientes a más no poder. Por si fuera poco, este tipo de hogares también proporcionan un alto nivel de confortabilidad a quienes viven en ellos.
En otros tiempos, apostar por la eficiencia energética suponía tener que lidiar con incomodidades con las que no era agradable tratar a diario en una vivienda. Gracias a la arquitectura de tipo bioclimático, ha pasado a ser historia, siendo compatible consumir menos y estar muy a gusto en el hogar.
Esto no significa que todas las casas que son eficientes energéticamente pueden considerarse pasivas. Para ello, es esencial que la vivienda en cuestión reúna las siguientes características.
Requisitos para que una casa pueda considerarse pasiva
En primer lugar, has de saber que si no se cumple un requisito, no es posible considerar una casa como pasiva: el ahorro energético ha de alcanzar un elevado porcentaje, el cual varía en función de la zona en la que se encuentre la vivienda en cuestión. En el caso de España, generalmente hablamos del 60%.
Por otra parte, el estándar conocido bajo el nombre de Passivhaus solo lo cumplen aquellos hogares que cuentan con la mayor calificación energética de todas. Efectivamente, hablamos del nivel A++.
A la lista de requisitos hay que sumar otros que hacen referencia a la arquitectura en sí, empezando por el aislamiento de la temperatura. En este mismo blog ya hablamos acerca de este tema, concretamente en el artículo sobre qué tipos de aislamiento térmico puedes poner en tu hogar y qué beneficios tienen. Sea cual sea el tipo elegido, la vivienda ha de estar protegida contra los cambios de temperatura que se producen. El objetivo es claro: impedir que tengan lugar las pérdidas o ganancias de grados centígrados que son perjudiciales para el consumo y la eficiencia de la energía.
Una casa solo puede considerarse pasiva si tiene un altísimo grado de hermeticidad. Ni una sola filtración de aire debe producirse, por lo que dentro de la casa o el piso no ha de haber corriente.
A su vez, la vivienda ha de contar con ventanas que protejan bien. En este caso no solo hablamos de la temperatura, sino también del ruido, tema que ya sacamos a colación cuando hablamos sobre qué tipos de aislamiento acústico se aplican en la construcción.
A los requisitos ya mencionados se añaden algunos más como un sistema de ventilación de tipo mecánico que funcione continuamente evitando que se pierda tanto calor como frío. Una casa pasiva ha de estar protegida óptimamente contra la radiación solar con tal de impedir el sobrecalentamiento que tan perjudicial puede llegar a ser.
Sumándose a la ausencia de puentes térmicos, la lista concluye con el requisito más importante de todos: el hogar debe diseñarse y posteriormente construirse en base a las condiciones climatológicas y a cómo está orientada la vivienda. Es decir, el proyecto ha de tener una base bioclimática para considerarse una casa pasiva.
Ventajas de las casas pasivas
Más allá de si las casas pasivas son o no atractivas en términos visuales, lo cual determina más bien la subjetividad de cada cual, es innegable que el éxito de dichas construcciones viene dado sobre todo por las numerosas ventajas que proporcionan.
Ahorro energético
Empezamos por el beneficio que más suelen tener en cuenta los propietarios: la disminución del consumo energético. No solamente nos referimos a la electricidad, sino también al gas.
Los excelentes resultados que proporcionan los materiales utilizados para aislar, así como los sistemas habilitados para aprovechar las energías limpias, dan pie a que no se requiera tanta energía para mantener el hogar a la temperatura idónea.
La energía que da el astro rey y que se convierte en electricidad tras contratar a expertos en instalación de placas solares permite ahorrar mucho dinero en las facturas eléctricas, lo cual valorarán positivamente los futuros compradores si más adelante decides vender tu vivienda.
Eso sí, el ahorro energético no solo se traduce en pagar menos. A la lista de aspectos beneficiosos se suma uno que no conviene obviar, y menos en una época como la actual: la reducción de la huella de carbono.
El estado en el que se encuentra el planeta deja muchísimo que desear. Las casas pasivas son de inestimable ayuda para mejorarlo, puesto que las personas que viven en ellas emplean energías renovables -entre ellas la solar- mediante sistemas como las placas fotovoltaicas, amén de la aerotermia, un sistema que exige contratar a expertos en instalación de aerotermia. La cantidad de CO2 que se emite a la atmósfera disminuye enormemente y, en algunos casos -concretamente el de las casas pasivas mejor diseñadas y construidas-, disminuye a un total de cero, por lo que la contaminación es nula.
Adiós a los apagones
Aunque al haber mejorado las instalaciones eléctricas los apagones cada vez son menos habituales, siguen produciéndose con una cierta regularidad. No es agradable quedarse sin energía eléctrica tanto de día como de noche, ya que si sucede en pleno horario nocturno, quizá no te des cuenta y te despiertes horas después con la comida del frigorífico en mal estado.
Las casas pasivas pueden acumular la energía solar para aprovecharla al máximo en cualquier momento, incluso cuando no puedes hacer uso del servicio que te proporciona la compañía eléctrica contratada.
Mejora la calidad de vida
Como hemos visto antes, los importes de las facturas de energía se ven reducidos de manera considerable. Esto da pie a que las personas tengan menos barreras a nivel económico a la hora de utilizar la calefacción o el aire acondicionado cuando consideran oportuno, sin temor a que ello derive en un gasto excesivo que no puedan permitirse.
Además, al emitir mucho menos dióxido de carbono, la conciencia medioambiental no les pasa factura en este sentido. En definitiva, la casa siempre presume de una temperatura óptima, factor que también viene dado por el excelente aislamiento.
Hablando del aislamiento, hay que decir que más allá de la temperatura, para mejorar la calidad de vida es crucial no tener que lidiar constantemente con ruidos. Los materiales que aíslan térmica y acústicamente, como la lana de roca, proporcionan una gran sensación de bienestar.
Cuando sea la hora de irse a la cama, no tendrás dificultades para conciliar el sueño. La temperatura será la idónea y ni un solo ruido interrumpirá tu descanso, el cual será reparador a más no poder. Lo notarás cuando te levantes al cabo de ocho horas en un óptimo estado psicológico y físico.
A todo ello se suma la mejoría de la calidad del aire, lo cual afecta positivamente al día a día de quienes viven en una casa pasiva. ¿De qué manera? Primeramente, disminuyendo los achaques típicos de las alergias, así como los ataques de asma. Conviene destacar que un aire repleto de ácaros y otras sustancias nocivas puede dar pie a tener que lidiar con varios problemas de salud, los cuales desaparecen o menguan de manera notable al disfrutar del aire tan puro y limpio de una casa pasiva.
Hay olores que no son perjudiciales, pero no resulta agradable el hecho de verse obligado a olerlos constantemente. El aislamiento tan bueno del que hablábamos antes evita que se cuelen dentro de la vivienda.
Por si todo ello fuera poco, no hay que olvidarse de que ciertos desembolsos están subvencionados por los gobiernos, ya que tratan de fomentar las construcciones sostenibles. Incluso entidades privadas como los bancos benefician a quienes se decantan por dicho tipo de viviendas, en este caso ofreciendo condiciones más favorables a la hora de contratar la hipoteca.
¿Merecen la pena las casas pasivas?
Las construcciones respetuosas con el medio ambiente están a la orden del día, tal como demuestran no solamente las casas pasivas en general, sino también la instalación y beneficios de techos verdes: un enfoque sostenible. Pero, ¿realmente merecen la pena?
Acabamos de describir una gran cantidad de ventajas, pero no solo hay que tener en cuenta los aspectos positivos. Uno de los pocos factores negativos que no se pueden pasar por alto guarda relación con el aspecto económico. Es innegable: una casa pasiva cuesta bastante más dinero que una convencional.
Lo cierto es que, si te puedes permitir ese mayor gasto, merece mucho la pena construir una casa pasiva o comprar una de este tipo. Y es que con el paso de los años, ese sobrecoste terminará siendo amortizado con creces. Ello es debido a que consumirás menos electricidad y gas, por lo que el ahorro derivará en que recuperes hasta el último euro que pagaste de más.
Hay otra manera de recuperarlo: vendiendo posteriormente esa vivienda por un mayor importe. ¿No sabes cómo aumentar el valor de tu hogar con una reforma? Muy fácil: diseñándolo bajo el estándar Passivhaus. Sus ventajas darán pie a que se revalorice con el paso de los años.
Eso sí, para obtener un excelente resultado, hay que contratar a profesionales experimentados que hayan realizado varios proyectos similares. Asegúrate de depositar la confianza en expertos en climatización y aislamientos, tanto a nivel térmico como en lo que respecta a la acústica.