En los últimos años, las nuevas construcciones han experimentado un auge, tal como demuestra la gran cantidad de clientes que recurren a nosotros contratando el servicio de construcción de casas. Pero, ¿sabías que con las reformas ha sucedido algo similar? En concreto, son las reformas integrales las que mayor crecimiento registran. Ambos servicios tienen mucha demanda, pero ¿por qué opción conviene decantarse? Es importante que tengas en cuenta los aspectos que detallaremos a continuación.
Ubicación
Empezamos por uno de los factores que más influyen en el precio final a pagar. Los proyectos integrales de construcción que se llevan a cabo en el centro de una ciudad exigen un desembolso notablemente superior si establecemos una comparación con aquellos que tienen lugar en una zona alejada de los comercios, las farmacias, las escuelas, etcétera.
Pero, ¿qué pasa con las reformas? Para determinar su precio, los profesionales no tienen en cuenta la ubicación de la vivienda, sino el trabajo que hay que realizar para ponerla a punto. En definitiva, el importe a desembolsar será idéntico para dos inmuebles que tienen el mismo estado, por mucho que uno esté en el centro y el otro se ubique en las afueras.
En definitiva, si la vivienda a reformar está en el centro, reformarla suele ser la mejor alternativa en caso de que tu presupuesto no sea muy elevado.
Criterios personales
Ahora que hemos hablado del presupuesto, toca empezar a valorar los criterios que dependen de la situación de cada uno. La economía es el aspecto que más inclina la balanza a favor de una alternativa u otra.
Si no tienes dinero ahorrado puedes optar por la vía de la financiación. Sin embargo, el banco no te concedería la hipoteca si no contases con unos ahorros que supusieran una quinta parte del valor de la vivienda. Por el contrario, financiar una reforma integral no acarrea tener que hacer frente a unas condiciones tan excluyentes.
Obviando el factor monetario, hay otro aspecto a valorar: el sentimental. Supón que heredas un inmueble de un ser querido que se pasó muchos años viviendo en él. Ahora serás tú quién residirá en dicha vivienda, pero tirarla abajo y construir desde cero una casa completamente distinta supondría decir adiós a los recuerdos que contenía. Para este tipo de escenarios, tal vez lo preferible sea reformarla con tal de que no pierda la esencia que te recuerda a tu familiar que descansa en paz.
Tiempo necesario para completar el proyecto
El tiempo que requieren los profesionales con tal de llevar a cabo los proyectos que les son encargados varía enormemente en función de si se trata de una reforma integral o una nueva construcción. Así pues, es un aspecto fundamental que conviene valorar a la hora de tomar una decisión acertada.
Aunque depende de la empresa contratada, en líneas generales bastan unos pocos meses con tal de que una reforma integral llegue a su fin. Si por unos u otros motivos necesitas tener disponible la vivienda cuanto antes, esta es sin ninguna duda la mejor opción para ti.
Pero, ¿qué pasa si no tienes prisa? En tal caso, podrás destinar el tiempo necesario a dar con el terreno idóneo, solicitar las licencias -mucho más numerosas que las requeridas para una reforma integral- y esperar a que la constructora termine el proyecto llave en mano. Es imposible calcular la cantidad de meses que deberán transcurrir hasta que la nueva construcción pase a ser una realidad, pero generalmente hablamos de más de un año.
Estado del inmueble
Como acabamos de ver, una reforma integral se completa en bastante menos tiempo, pero depende del estado en el que se encuentre el inmueble que va a ser renovado. Un piso céntrico que fue edificado a principios de los años 90 es muy probable que esté en buen estado a nivel estructural, por lo que solo necesitaría lo que comúnmente se conoce como lavado de cara. En ese caso, una reforma integral se convierte en la principal elección de la mayoría de usuarios.
Todo lo contrario sucede al hablar de un inmueble con muchos años a sus espaldas. Supongamos el caso de una casa ubicada en la periferia que se construyó en 1960 y era habitada por personas mayores que no le daban el mantenimiento oportuno, con todo lo negativo que ello acarrea en términos de desgaste. Una reforma integral exigiría un desembolso bastante elevado que quizá no merecería la pena porque, por una cantidad no muy superior, podría tirarse abajo y construir desde cero una propiedad adaptada al cien por cien a tus gustos.
Revalorización de la inversión
Tanto una reforma como una nueva construcción no deben verse como un gasto, sino más bien como una inversión. Y es que ambas opciones suponen una revalorización del importe.
Si tu objetivo es el de obtener la mayor cantidad posible de beneficios a nivel económico vendiendo en un futuro la vivienda en cuestión, lo mejor que puedes hacer es construirla desde cero. Tal vez a nivel visual tenga el mismo aspecto que un inmueble reformado integralmente, pero habrá sido construido mucho después, factor que valoran positivamente los compradores. Aunque depende de cada caso en concreto, la revalorización puede alcanzar un porcentaje que ronda los 200 puntos.
¿Significa esto que una reforma se desaconseja a aquellas personas que querrán obtener rédito económico? En absoluto. Si sabes cómo aumentar el valor de tu hogar con una reforma, el porcentaje de revalorización de la inversión también es considerable. En este caso, hablamos de aproximadamente un 30%.
Si bien es cierto que una reforma integral siempre supone obtener menos beneficios económicos cuando se vende el inmueble en un futuro, lo cierto es que la cifra varía enormemente en función de las decisiones que vayas tomando al elegir los materiales, acabados y demás. Por ejemplo, para poder recibir una oferta mayor por parte de los compradores, es importante que cuando la reformes te informes sobre cómo elegir la iluminación adecuada para cada estancia de tu hogar y qué tipos de encimeras de cocina hay y cuál elegir.
Qué es mejor, ¿una reforma integral o una nueva construcción?
Ahora que ya conoces los criterios y las consideraciones, ha llegado el momento de tomar una decisión. Lo primero que hay que decir es que depende no solo del inmueble, sino también de la persona que vaya a contratar a profesionales para que hagan realidad su sueño. Aun así, es innegable que cada opción tiene sus pros y contras.
La reforma integral es ideal para viviendas ubicadas en pleno centro que no tienen muchos años acumulados. Requiere una inversión bastante más reducida y proporciona una revalorización que, como mínimo, se sitúa en un porcentaje de 20 puntos.
Por otra parte, la nueva construcción se hace desde cero con materiales actuales, lo cual garantiza una vida útil superior del inmueble, así como una gran eficiencia energética. Esto es debido a que se aplican técnicas vanguardistas con materiales que no se utilizaban años atrás, como los que describimos en el artículo sobre qué tipos de aislamiento acústico se aplican en la construcción. Algunas constructoras van más allá y aprovechan los techos para dar forma a zonas ajardinadas, de las cuales ya hablamos al abordar la instalación y beneficios de techos verdes: un enfoque sostenible.
No todo son pros al hablar de una nueva construcción. Se requiere mucho más tiempo para completar los proyectos, los cuales exigen un desembolso notablemente superior y unas condiciones de financiación que no todas las personas pueden cumplir.
Si los contras que acabamos de decir no son una barrera inexpugnable para ti, la nueva construcción es la mejor opción de todas. Eso sí, las reformas integrales son la principal elección de la mayoría de propietarios porque se ejecutan en poco tiempo y cuestan mucho menos dinero, así que también es una alternativa a valorar.